LA OBSERVACIÓN DE SI


Tan importante como estar alerta, la práctica de prestar atención a uno mismo significa un enorme avance en el trabajo interno.
Debe realizarse con mayor objetividad aún, puesto que nos ocuparemos de ese ignorado personaje que llevamos adentro.
Difícilmente la vida cotidiana nos permita ver, libres de prejuicios la realidad de lo que se encuentra dentro de nosotros.
Actuamos en un estado de adormecimiento, identificados con los papeles que cumplimos en nuestra vida.
Creemos ser lo que manifiesta la personalidad, ese cascarón que fue formado por: nuestros padres, la escuela, la sociedad donde vivimos, la moda o la época.
Para descubrir nuestra esencia es imperioso traspasar esa cápsula para arribar a una cantidad de yoes y organizarlos.
Esto no puede lograrse por medio del razonamiento, porque la mente es la dueña y prefiere el desorden.
Para ello existen, como siempre, ejercicios.
1) Sentarse en una silla, hacer ejercicios de cuello, respiratorios y de relajación, tratando de dejar los pensamientos en calma.
2) Levantarse y desde otra silla, intentar recordar la postura del cuerpo, las sensaciones que se presentaron: frío, calor, incomodidad o no, si había inquietud etc.
3) Con estas pautas, siempre siendo objetivos, iremos avanzando de a poco hasta hacer conciente cada momento de la vida y especialmente conocer los cambios emocionales y los estímulos que los provocan.
En cada paso se notarán los avances, sin necesidad de ser expertos en el tema.
En el entrenamiento está el secreto de un avance seguro hacia una vida mejor.

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